lunes, 31 de marzo de 2014

LIX

En cada timbre encuentro un laberinto. En tu casa solo hay ventanas, y yo tengo que trepar o prenderme fuego y entrar con el viento para poder entrar. ¿Será esta la transformación que espera tu alma que la mía habite incansablemente, con el miedo insoportable de quedar solo de nuevo? La historia se repite. Muerte tras muerte me voy encontrando de nuevo, como se encuentra el humo con los ojos secos. 

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