domingo, 1 de septiembre de 2013

XXXI

En la oscuridad nunca se está solo
Todo lo contrario.

Cuando me acuesto en mi cama y apago la luz
Salen los recuerdos de no sé donde
Volando como gorriones
Raspando el aire con sus enfermas alas

Se acercan las señoras nocturnas
Con sus manos frías,
Tan frías
Y se sientan en los pies de mi cama
Debajo de mi cama
Encima mío.

Después vienen los fantasmas
Tan tristes e invisibles
Solo para  hinchar el aire
Como si no fuese suficiente
Que me cueste respirar.

En la oscuridad nunca se está solo
Todo lo contrario.

Y cuando confundo la noche con el miedo
Me llevo todo por delante y prendo la luz
Y los gorriones,
las señoras
y los fantasmas
Huyen como cucarachas.

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