En la
oscuridad nunca se está solo
Todo lo
contrario.
Cuando me
acuesto en mi cama y apago la luz
Salen los
recuerdos de no sé donde
Volando como
gorriones
Raspando el
aire con sus enfermas alas
Se acercan
las señoras nocturnas
Con sus manos
frías,
Tan frías
Y se sientan
en los pies de mi cama
Debajo de mi
cama
Encima mío.
Después
vienen los fantasmas
Tan tristes e
invisibles
Solo
para hinchar el aire
Como si no
fuese suficiente
Que me cueste
respirar.
En la
oscuridad nunca se está solo
Todo lo
contrario.
Y cuando confundo
la noche con el miedo
Me llevo todo
por delante y prendo la luz
Y los
gorriones,
las señoras
y los
fantasmas
Huyen como
cucarachas.